martes, junio 26, 2012

La jungla de asfalto


Es bonito el sonido de las podadoras en una ciudad. Se fusiona con el paisaje. Es una naturaleza ajena, pero tiene sus mismos efectos. Así como el pájaro o el grillo cantan al aire, las podadoras forman parte de nuestra cotidianidad. Aunque también lo puede ser el llanto de una hormigonera, el claxon de un sucio coche, una sirena lejana. Hemos creado un hábitat. Hemos hecho del ruido algo hermosos. Y continúa su palpitar, su melodía, su pasión. Aunque, joder, a los cinco minutos uno tiene ganas de asesinar a media ciudad por el puto ruido de los cojones




4 comentarios:

David Mariné dijo...

me acabo de enamorar de ti. a golpe de pico y pala pienso en follarte.

Anónimo dijo...

Cómo hablas de pasión... de palpitares, de cojones, de joderrr, de cinco minutos, del putooo,... a mi también me pones cachondo-percutor,
pero hoy
sólo miraré.

- El apolilladotaladrador-

vomiton dijo...

unos mirñas, otros tocas...organisasión

Calixta dijo...

''Un día de furia'' es el sentimiento que provoca tanta sinfonía urbana jajajaa