El moco más antiguo del mundo tenía un halo de misterio y misticismo enorme. Pero, en realidad, era un bromista como la copa de un pino. Su mejor broma se la hizo al dinosaurio Aurelio. Le dijo que fuese a por pan un sábado a las doce de la noche. Por eso, cuando vayáis a comprar pan tened cuidado de que no os coma el dinosaurio Aurelio.
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