miércoles, septiembre 19, 2018

La crueldad de los niños y de la vida en un barrio olvidado


Mi padre vestía traje aunque estaba en el paro. Me acompañaba cada día al colegio bien vestido, impoluto, impecable, con la espalda recta y el mentón elevado. Ya he dicho que no trabajaba, le echaron del trabajo a causa de la crisis, esa excusa con la que los ricos no pierden sus privilegios, que hace que los pobres asuman la culpa sin rechistar de algo que no han hecho, sintiéndose responsables absurdamente. Pero a pesar de eso, siempre vestía con elegancia. No quería que l@s otr@s niñ@s se riesen de mí, por eso me cogía de la mano y, con seguridad, caminaba con paso firme hasta la puerta de la escuela, despidiéndose con una sonrisa. Nunca volvió a conseguir trabajo, pero eso ya es otra historia ¿Mi madre? Mi madre odiaba a mi padre y bebía por lo ridículo que le parecía que mi padre vistiese un traje para aparentar. Sí.

miércoles, septiembre 12, 2018

Calla y aprende


Hoy no estoy de humor. De buen humor, se entiende. Bueno, nunca estoy de buen humor. Cuenta: 7,8,9,10. Nací de una broma y crecí en un disgusto. Y hete aquí que resisto la frustración con resignación, teniendo que tener una conversación estúpida contigo. No te ofendas, pero no me apetece nada hablar contigo. Bueno, ni con nadie. Es solo que estoy de mal humor. Y si sonrío es porque soy una persona hipócrita. ¿Lo ves?

martes, septiembre 04, 2018

Del funcionamento del conformismo


Y es otro maldito lunes

De serenidad desbordada,
la agresividad de los otros resulta violenta,
castigan a la ciudad con sonrisas ausentes,
con flemas al suelo,
con rabia contenida.

La maquinaria está en marcha,
y me da la sensación de que el odio también,
algún que otro insulto se oye a los lejos,
el sol se despereza pero nadie le saluda,
tal vez porque sea lunes,
y la vida se apaga un poco más.

Me estoy dejando llevar por el ambiente,
mi rostro empieza a transformarse en una mueca de metal, mi ritmo al caminar empieza a realentizarse y parece que voy marcha atrás. Todo el cuerpo lo hace, menos mi mente que está estática pensando que ha pasado, qué me pasa, qué pasará.

Entonces recuerdo que es martes y no lunes, y sonrío sin aparatosidad


Mandonguilles


Alfredo-Prepárate, en breve vas sentir el olor que te decía. Estate atento.

Y esa espera eterna que se alarga, que retiene los segundos como si fuesen un adictivo deseo fácil de soñar, que su fin está cerca pero no llega por la tosquedad de la impaciencia. Uno piensa que ya, que ahora sí, que ya ha pasado el tiempo que tenía que pasar, pero no, no sucede, no llega. El aviso de la llegada es, a su vez, el fin de la quietud. No, no llega. No, no sucede aún. Pero va a suceder. Sí, así se ha anunciado. Entonces, surge la duda. ¿Y si ha llegado el momento, y si ha sucedido y no me he percatado. ¿ Como tenía que ser? No ha pasado ya, ¿no?. Y la espera, poco a poco, se trasnforma en decepción. Y ya derrotados, sucede.

Nepalí-Huele a mierda,¿no?

Alfredo-¿Qué dices? ¡Huele a almóndigas!

Nepalí-¿De verdad? Pues a mí me huele raro. Por ciero, no se dice albóndigas?

Alfredo-Ni idea...Pero me has entendido, ¿verdad?

Nepalí-Sí, aunque me sigue oliendo raro