lunes, julio 25, 2016

Lo han entendido mal


Cegados de alcohol, los dos hombres, piel rojiza, balbucean y la lengua se les traba constantemente. Uno de ellos está sentado en un veterano taburete, oxidado en la parte de abajo, echa humo sin cesar causando que su ojos vidriosos se enrojezcan más y más. El otro está de pie en constante balanceo, farfullando opacas palabras. Un niño inocente, poco repelente, natural como un mar en calma, se les acerca y habla con ellos. Les pregunta cosas, ellos balbucean, no dicen nada en concreto y por eso el niño les pregunta más y más.

Cada vez se les entiende menos, pero ellos están convencidos de que tienen razón. Y, para celebrarlo, piden más acohol. Uno un chato de vino, el otro una cerveza. El niño es reclamado por la madre, se despide satisfecho por haber hablado con gente mayor y los borrachos sonríen y se despiden de él. Habrá que seguir bebiendo, piensan. Total, es lunes.



martes, julio 19, 2016

Las viejitas parecían eternas


Y las viejitas hablaban, hacían recuento de las personas que habían muerto ese día. "Ha muerto el marido de la Paquita" decía una. "Han muerto treinta y tres en un accidente de autobús", decía otra. "Pues en un país de esos lejanos han muerto cuarenta y seis por una bomba", afirmaba otra. Todo eran muertes, una carrera mortífera de cuerpos desconocidos que afloraban en su conversación. "¡Cómo está el mundo!", decía una. "Desde luego", asentía otra viejita. "Me voy a casa a hacerle la cena a mi marido", se despedía otra del grupo funesto. Las viejitas parecían eternas; siempre había muertos de los que hablar.





lunes, julio 18, 2016

Poemilla LXII


Desnudo en la noche,
amanece poco a poco,
toco mi cuerpo sin ropa,
intentando ser consciente
de todas las rugosidades
de mi mortecina piel
Si afuera estalla,
aullaría como un lobo,
pero permanezco en silencio,
tocando mi blanca piel,
intentando ser consciente
de lo pequeño que soy
en la inmensidad del olvido
Amanece poco a poco,
y soy yo el que acontece,
amanece, sí,
y empiezo a tener frío


miércoles, julio 06, 2016

¿En qué pensarán los desconocidos?


Malhumorado, cuerdo y bastante triste. Cada paso es furia contra el suelo. Camina decepcionado, no sabe a qué sabe el sol, piensa que es una excusa más. Otra más.


Enfadado por un adiós. Siempre con el corazón roto, el alma quebrada por una no bonita historia. Está enojado porque sin amor no es nada. Y nunca ha tenido amor.


Y continúan con sus cavilaciones los dos personajes, con sus mundos interiores llenos de verdades y de mentiras, de omisiones y de alegorías. De palabras malsonantes, improperios espirituales, enfados a flor de piel. Tan metidos están en sus pensamientos que va y se chocan el uno con el otro. Es un golpe fuerte y seco. Se miran. Los ojos de los están dos inyectados en sangre. Hay tensión. Unos segundos eternos que desatan una disculpa por parte de ambos.


Y cada uno sigue su respectivo camino, como romper un poema en pequeños trocitos y tirarlos a un rio contaminado.