lunes, diciembre 04, 2017

El principio de soledad


Siempre que le hablaban desconocidos era para hablarle de un dios. Caminaba por las ramblas y una pareja animosa y vestida como hace 50 años le empezaba a hablar de dios. Estaba en casa medio masturbándose y, de repente, sonaba el timbre y a al abrir la puerta era otra pareja diferente hablándole de otro dios. Incluso una vez, en una boda de un primo de un primo de un primo de un sobrino de un primo, la pareja de éste último empezó a hablar de dios.

¿Por qué siempre le hablaban de dios? ¿Por qué?

Así que un día decidió hablar de dios con todo el mundo. Hablaba de dios (cualquier dios, siempre iba cambiando de religión)a todas horas, y la gente cercana a él dejó de hablarle, decían que estaba chalado y que daba un poco de miedo. Un día caminaba por las ramblas y se encontró a otra pareja animosa y vestida como hace 50 años y le empezaron a hablar de dios. Empezaron a charlar y a discutir amigablemente, las horas pasaban y no paraban de hablar de dios. Y así estuvieron años, así estuvieron siglos, así estuvieron milenios hasta la hora de comer. Se despidieron y él se puso a llorar cuando estuvo a solas.

Siempre hay rabia


Dicen que son la resistencia. Soportan los insultos gratuitos y las vejaciones del no tener mucho dinero. Dicen que son la resistencia, que aguantan y aguantan la dura realidad.

"La vida es muy vida,no?" le digo.

"Puede", me contesta la resistencia.

Estoy dubitativo, no sé si unirme o no.

"Resistimos para vengarnos", dice la resistencia

Y mientras sonrío, me marcho lentamente, vuelvo a mi grupo de mineros raperos pues yo no quiero venganzas, quiero verdes esperanzas, que tiñan mi show de suave flow, alguién se acuerda del rapero Snow?

"Muy bien pero el dinero de la cuota inicial no se devuelve. Así que o te quedas o te marchas. Piensa que ya has pagado, no pierdes nada por probar", dice la resistencia

Lo primero que hago es limpiar el gran espejo.


viernes, diciembre 01, 2017

El capitalismo es mejor que el capitalismo


Yo gigante, grande y aparatoso, camino caminando mirando de no pisar transeúntes e inmobiliario urbano, me doy un golpe en la espinilla con una afilada cornisa de un gris edificio y caigo entre dos bloques de pisos, en medio de la fría carretera.

Mi cabeza se golpea contra el asfalto, cae al lado de una persona que me saluda diciendo “hola hola”. Le contesto con un” buenas” porque uno no sabe qué decir cuando se acaba de meter un tortazo. Entonces, me dice que para pedir dinero para pagar, mejor pedir dinero para gastar: una parte para pagar lo que se debe y la otra para gastarlo en futuras deudas

Yo gigante, por una parte le doy la razón, pero por la otra, me escandalizo. "Me ayuda a levantarme, por favor?", le digo. " Tengo prisa", me responde.

Fin.