( texto cedido por Teniente Ceda el Paso)
La historia del bello amor entre El chico que vendía los diarios "extra extra" y La jovencita que vendía cerillas se remonta a los tiempos anteriores a la movida madrileña. Esta dulce señorita explotaba su producto en época navideña y el resto del año no le quedaba otra opción que prostituirse. Las razones de ello nunca llegaremos a saberlas con lo cual es mejor no preguntárselo.
La opción fácil de este corto relato es que ella hubiese sido descubierta por Almodóvar y como mínimo haber salido de extra haciendo el papel de travesti andaluz de barrio bajo de Barcelona. Como mientras escribía esta última frase me ha gustado la idea, se quedará así la cosa. La señorita no era señorita. Era señorito. Era señorito y vendía cerillas en navidad con peluca rubia. Sí, todo eso. La cosa es que le gustaba. Le gustaban sus dos trabajos y se había planteado en varias ocasiones cuál de los dos escoger, puesto que quería desarrollarse plenamente en alguna de las dos facetas como un buen profesional.
Aquí entra nuestro amigo: El chico que vendía los diarios "extra extra". Cuando reinaba la tranquilidad y se oía en el horizonte "extra extra" la gente empezaba a temblar. Le odiaban. Le querían ver morir enterrado en sus diarios. En esos momentos era la cara del periódico que quería enriquecerse a costa de los males del mundo. Él era consciente, pero amaba la copla y eso le salvó. Fue lo único que pudo aprender de su padre. La copla española. Arte. Los tiempos de la copla habían sucumbido a músicas modernas, pero en su tocadiscos no podía sonar otra cosa. ¡Chim pom! Qué final... Resumiendo lo que pasó y para ir cerrando, la copla le llevó a aislarse del resto de la humanidad. Él tampoco tenía ojos para otras mujeres que no fuesen vestidas como folclóricas. Pasaron los años y no le quedó otro remedio, descartada la masturbación, que irse de putas.
Así fue cómo conoció a Emilio (así se llamaba La jovencita que vendía cerillas). Se enamoraron, cantaron, se hicieron famosos a principios de los ochenta, y fin.
Teniente Ceda el Paso
2 comentarios:
si es que los ochenta fueron los mejores!
vivan las coplas de Pink Floyd!Ay, quien fuera a Hawaii, aotra dimension o a los 80 .....(y montarselo con Ana Torroja,la comunista radikal)
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