jueves, junio 04, 2015

Cousin Mary


Empezó explicando una historia intrépida, con gancho, con ritmo. Pero se desinfló al instante. Bien pero podría haber sido mejor. Pero el final fue tan jodidamente épico que le acabamos perdonando la vida. Le volvimos a ver en otra dimensión y le intentamos evitar. Nos atrapó y nos explicó una historia diferente aunque peor. De repente se puso a llorar. No supimos cómo reaccionar y le dimos un intensificador de obviedades. Nos despedimos y nunca más le volvimos a ver. Y es una lástima. Una lástima porque la lejanía nos hacía añorarlo y la cercanía aborrecerlo. Vanidoso pero es así. Espero que le cayésemos mal.Tan simples somos...



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Se haría querer el hijo puma...
Yo también te quiero…
desde el churruscar de las bombillas
de este merendero
de sonrisas y hambre

(la polilla sumisa)

vomiton dijo...

Si las bombillas son ideas¿qué son los pumas?