martes, junio 23, 2015
Enséñame la pasta
Prendió la mecha y sus órganos internos estallaron en mil pedazos. Aún así, su sonrisa era reconocible. Limpiamos todo lo bien que pudimos y nos fuimos a Beirut. Allí todo eran negocios y desigualdades. Nos quedamos con lo primero. Cerramos tratos y contratos, salimos de fiesta para celebrarlo y aparecimos en Londres. Allí también hicimos negocios y lo celebramos. Otra ciudad, más dinero. Otra ciudad, más dinero. Otra ciudad, más dinero. Dinero. Dinero. Dinero. Y desde que estuvimos en Beirut que no llevamos monedero.
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