Empezó siendo una suplencia de otro tertuliano que enfermó de varicela. Al principio fue discreto pero su dialéctica y sibilina sonrisa pronto ganaron renombre. Hablaba de todo: energía nuclear, política, trepanación, deportes de riesgo, fideuá, etc...No se le resistía ningún tema, de todo y de todos tenía opinión. El tertuliano de oro le llamaron. Hasta que un día le dijeron que estaba despedido y que hablara de eso. Mudó se quedó.
Ahora da su opinión en la radio, diciendo que es donde siempre se ha encontrado a gusto y echando pestes de la televisión.
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