viernes, mayo 04, 2018

Sociedad mala, sociedad maligna


Van en manada, ruido de fondo, alzan la voz el grupo de chicas, se pisan entre ellas con palabras e insultos. Van a la caza, ojos nerviosos, buscando entre las sombras de la noche a su desprevenido objetivo. “ Ami cuando al javi la beia con otra la pegaba”, dice una de ellas, la alta, la más espigada, que tiene un tatuaje en el costado izquierdo, cerca del ombligo 2 pero ya no lo hago, dice. Todas visten igual: tejanos que enseñan los tobillos, aunque haga un poco de frío, y top de color claro. Lucen una morena melena larga recogida en con una goma, y el teléfono lo tienen metido dentro del pantalón, sobresaliendo a la altura del viente, sujetándose entre el cuerpo y el pantalón. Dos de ellas fuman, los nervios de la cacería son. Continúan hablando, hasta que una de ellas, la afectada, con los ojos llorosos y los puños cerrados, empieza a golpear una puerta metálica, seguramente un acceso a un párking, y grita con furia: “ la mato, la matoooooo”. Van de cacería, pobre la víctima. Es de noche y un grupo de chicas están furiosas. Así es la tercera canción de la banda sonora de la ciudad

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