martes, enero 05, 2016

No nos pongamos sentimentales con los destinos


Mueve los brazos con suavidad en el aire. Su cuerpo se contonea con osadía y sensualidad. Es musa, es diosa. Nunca le reconoce la cara. Intenta hacer memoria de lo que es real y lo que no, se concentra y no logra dislumbrar el rostro de ella. Recuerda su olor pero no a qué huele. No sabe quien es, no sabe si existe. Todo sucede, pero no sabe si ella es real. Y espera siempre en el mismo lugar para volverla a ver. Sabe que no es el sitio correcto, sabe que no ha ocurrido donde está esperando. Pero así es el destino. Como mirar con los ojos cerrados al mar y dejar correr la mente.

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