Un poco de por aquí, un poco de por allá. Remover cinco minutos a fuego lento y añadir una pizca de caimán. Lo retiramos y una vez frío le ponemos por encima una capa de Haagen Daz. Lo llevamos a los guardias de la puerta principal del castillo de tu mal aliento y se lo estampamos en la cara de uno de los guardias el cual, por estar cegado a causa de nuestra delicia culinaria, le clavará su lanza en el pecho y lo matará. Pasamos victoriosamente y al primer ciudadano que veamos le decimos: ola ke ase
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