Texto cuya temática es "memoria" colgado en La rebelión de las páginas en blanco
“Es maravillosa. En cuanto la pruebes, abandonarás las otras porquerías que consumes”. Con estas palabras, Susan Renton me ofreció por primera y última vez la furazapina. La furazapina era una de las nuevas drogas de diseño que habían salido al mercado. Sus efectos alucinatorios consistían en entrar en la mente y bucear en la memoria de la persona que tenías al lado que, normalmente, también tomaba una o dos píldoras de furazapina.
Yo era un adicto, y no lo dudé en un instante. Las ingerimos y nos cogimos de las manos. Empezamos a sonreír, pues estábamos nerviosos y con unas ganas tremendas de que la droga hiciera efecto. Y, en un parpadeo, la furazapina activó todos mis sentidos.
El efecto, al principio,era extraño. Veía a Susan Renton como siempre. Pero en un fugaz destello, de repente, aparecía más joven. Estaba ella como en una casa de veraneo a las afuera de neo-tokio, no tendría más de quince años, su rostro era más amable aunque era igual de alta que en la actualidad. En otro destello, Susan aparecía aún más joven y tenía entre los brazos un conejo robótico que estaba dando espasmos. Ella lloraba y lloraba y unos adultos la estaban consolando.
Pasados los momentos iniciales de estos destellos, sacudí la cabeza y aluciné. Costaba darse cuenta de que, realmente, estaba drogado. No tenía conciencia de haber consumido nada, todo parecía irreal pero eran los recuerdos intangibles de la buena de Susan. Por sus gestos, detalles, sabía exactamente cómo se sentía. Bucear en la memoria de otra persona, fueran buenos o malos recuerdos, era alucinante.
Pasados uno cuantos destellos más (no sabría decir si cinco o quinientos) apareció Susan, pero con un cambio radical en su aspecto habitual. Es más. Parecía tener unos veinte años más que en el momento de consumir la furazapina. Sostenía un cuchillo y amenazaba violentamente a alguien que estaba maniatado en una silla de diseño. Era a mí. Miles de dudas me asaltaron ¿ Podía la furazapina bucear en el futuro? ¿Era un mal viaje? ¿Un efecto secundario de la droga?
Deseé recuperar la cordura, dejar de una vez las alucinaciones y, por una vez, volver al mundo real. ¿ Es que acaso Susan se había asustado al bucear en mi memoria? Nunca había asesinado a nadie, ni había sido un cabrón. Grité. Grité. Grité. Susan se giró y me apuñaló. No a mi yo que estaba sentado, si no al yo que estaba de pie alucinando por la droga. Porque ahora, estaba sentado y atado de pies y manos y Susan esgrimía con rabia un cuchillo delante de mis narices. No lo dudó, y me volvió a apuñalar. Hubo un destello, y aparecí delante de una niñita que tenía un conejo robótico. Enfurecido se lo rompí. La niña se puso llorar. Si me había matado realmente, yo me encargaría de jugar su memoria
20 años después
Doctor-¿ Y desde cuando tiene esas alucinaciones?
Susan- No son alucinaciones, lleva persiguiéndome toda la vida porque…porque…consumimos furazapina y murió de sobredosis
Doctor- Esa droga se erradicó hace 20 años, y usted lleva en tratamiento desde que tenía siete años. Ese hombre que dice usted que la persigue, que murió de sobredosis no existe
Susan-¡Pero es culpa de él! ¡ Lo juro!
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