lunes, enero 30, 2012
Princesas feas
A las tres pensé que eran las cinco. Las chicas guapas decían que eran feas y yo estaba apurando mi antepenúltimo cigarrillo. Hacía caso omiso a las palabras de las chicas guapas, me centraba en el sol. Cómo no tenía nada que comer, me marché a Berlín a pasar frío.
Pero Berlín no era Berlín, la habían cambiado...Tenía toques de Japón, un aroma de Marruecos, una alegría caribeña...O, al menos, eso era lo que decía el guía.
Exhausto de tanta visita a ninguna parte, regresé a mi hogar y las chicas guapas continuaban diciendo que eran feas. No puedo luchar contra la rigidez, decía un rapero de buena familia. Y yo qué sé.
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