lunes, enero 30, 2012
What elsa pataky
Son más los gestos que las palabras en sí. Una palabra es eterna, un gesto irrefutable.
¿Publicista?
De noche
Princesas feas
A las tres pensé que eran las cinco. Las chicas guapas decían que eran feas y yo estaba apurando mi antepenúltimo cigarrillo. Hacía caso omiso a las palabras de las chicas guapas, me centraba en el sol. Cómo no tenía nada que comer, me marché a Berlín a pasar frío.
Pero Berlín no era Berlín, la habían cambiado...Tenía toques de Japón, un aroma de Marruecos, una alegría caribeña...O, al menos, eso era lo que decía el guía.
Exhausto de tanta visita a ninguna parte, regresé a mi hogar y las chicas guapas continuaban diciendo que eran feas. No puedo luchar contra la rigidez, decía un rapero de buena familia. Y yo qué sé.
miércoles, enero 25, 2012
Rednecks 6
Un pequeño oasis teñido por una luz celestial que desciende y colorea a un grupo de bellas ninfa cuyos pechos y tez rosada están en armonía con tal paraje idílico. Danzan jovialmente, con parsimonia y alegría alrededor de la diosa de cabellos de oro y cuerpo escultural llamada Asunción, la cual es la patrona de las fiestas de nuestro pueblo, Villanueva de las piedras
lunes, enero 16, 2012
Amor de madre
Subí al vagón del metro cabizbajo, absorto en mis profundidades y pensamientos incoloros. Me senté en uno de los plastificados asientos sin percatarme que el resto estaban ocupados. Volví a la realidad, y mis otros 3 acompañantes eran unos jóvenes robustos, con estricta estética nazi y el pelo rapado. Me miraron y yo les miré disimuladamente. La tensión era palpable, y mi corazón latía a un ritmo vertiginoso. Decidí bajarme en una parada que no era la mía, no fuera a ser que la cosa fuera a más.
Bajé, y ellos también bajaron. Lo hicieron cerca de la salida, ahora parecía yo el perseguidor. Ralenticé mi paso y ellos prosiguieron su camino hasta que los perdí de vista. Pero justo al salir, ellos estaban esperando en la boca del metro. Mantuve la calma y seguí caminando. A los tres minutos, giré la cabeza y ellos estaban detrás mío. ¿Me estaban siguiendo realmente o eran imaginaciones mías. Aceleré un poco el pasó y a los cinco minutos, eché un vistazo a mi espalda y ellos continuaban detrás mío. Mis manos empezaron a sudar. No podía ser cierto.
A los diez minutos volví a girarme, pero no había rastro de ellos. Suspiré y sonreí. Al final, llegué a mi destino: la casa de mi progenitora.
Al subir, entrar y saludar, me quedé anonadado. En la mesa estaban sentados los tres robustos jóvenes. Iba a gritar pero pregunté a mi madre: ¿Quiénes son estos?. Y ella, con pausa y altivamente me dijo que eran mis hermanos. ¿Qué hacen aquí? Bueno, dijo ella, están aquí para hacer un ritual satánico y sacrificar al más guapo de la familia.
¡Gracias, mamá!
sábado, enero 07, 2012
Taller 25
Texto cuya temática es "memoria" colgado en La rebelión de las páginas en blanco
“Es maravillosa. En cuanto la pruebes, abandonarás las otras porquerías que consumes”. Con estas palabras, Susan Renton me ofreció por primera y última vez la furazapina. La furazapina era una de las nuevas drogas de diseño que habían salido al mercado. Sus efectos alucinatorios consistían en entrar en la mente y bucear en la memoria de la persona que tenías al lado que, normalmente, también tomaba una o dos píldoras de furazapina.
Yo era un adicto, y no lo dudé en un instante. Las ingerimos y nos cogimos de las manos. Empezamos a sonreír, pues estábamos nerviosos y con unas ganas tremendas de que la droga hiciera efecto. Y, en un parpadeo, la furazapina activó todos mis sentidos.
El efecto, al principio,era extraño. Veía a Susan Renton como siempre. Pero en un fugaz destello, de repente, aparecía más joven. Estaba ella como en una casa de veraneo a las afuera de neo-tokio, no tendría más de quince años, su rostro era más amable aunque era igual de alta que en la actualidad. En otro destello, Susan aparecía aún más joven y tenía entre los brazos un conejo robótico que estaba dando espasmos. Ella lloraba y lloraba y unos adultos la estaban consolando.
Pasados los momentos iniciales de estos destellos, sacudí la cabeza y aluciné. Costaba darse cuenta de que, realmente, estaba drogado. No tenía conciencia de haber consumido nada, todo parecía irreal pero eran los recuerdos intangibles de la buena de Susan. Por sus gestos, detalles, sabía exactamente cómo se sentía. Bucear en la memoria de otra persona, fueran buenos o malos recuerdos, era alucinante.
Pasados uno cuantos destellos más (no sabría decir si cinco o quinientos) apareció Susan, pero con un cambio radical en su aspecto habitual. Es más. Parecía tener unos veinte años más que en el momento de consumir la furazapina. Sostenía un cuchillo y amenazaba violentamente a alguien que estaba maniatado en una silla de diseño. Era a mí. Miles de dudas me asaltaron ¿ Podía la furazapina bucear en el futuro? ¿Era un mal viaje? ¿Un efecto secundario de la droga?
Deseé recuperar la cordura, dejar de una vez las alucinaciones y, por una vez, volver al mundo real. ¿ Es que acaso Susan se había asustado al bucear en mi memoria? Nunca había asesinado a nadie, ni había sido un cabrón. Grité. Grité. Grité. Susan se giró y me apuñaló. No a mi yo que estaba sentado, si no al yo que estaba de pie alucinando por la droga. Porque ahora, estaba sentado y atado de pies y manos y Susan esgrimía con rabia un cuchillo delante de mis narices. No lo dudó, y me volvió a apuñalar. Hubo un destello, y aparecí delante de una niñita que tenía un conejo robótico. Enfurecido se lo rompí. La niña se puso llorar. Si me había matado realmente, yo me encargaría de jugar su memoria
20 años después
Doctor-¿ Y desde cuando tiene esas alucinaciones?
Susan- No son alucinaciones, lleva persiguiéndome toda la vida porque…porque…consumimos furazapina y murió de sobredosis
Doctor- Esa droga se erradicó hace 20 años, y usted lleva en tratamiento desde que tenía siete años. Ese hombre que dice usted que la persigue, que murió de sobredosis no existe
Susan-¡Pero es culpa de él! ¡ Lo juro!
“Es maravillosa. En cuanto la pruebes, abandonarás las otras porquerías que consumes”. Con estas palabras, Susan Renton me ofreció por primera y última vez la furazapina. La furazapina era una de las nuevas drogas de diseño que habían salido al mercado. Sus efectos alucinatorios consistían en entrar en la mente y bucear en la memoria de la persona que tenías al lado que, normalmente, también tomaba una o dos píldoras de furazapina.
Yo era un adicto, y no lo dudé en un instante. Las ingerimos y nos cogimos de las manos. Empezamos a sonreír, pues estábamos nerviosos y con unas ganas tremendas de que la droga hiciera efecto. Y, en un parpadeo, la furazapina activó todos mis sentidos.
El efecto, al principio,era extraño. Veía a Susan Renton como siempre. Pero en un fugaz destello, de repente, aparecía más joven. Estaba ella como en una casa de veraneo a las afuera de neo-tokio, no tendría más de quince años, su rostro era más amable aunque era igual de alta que en la actualidad. En otro destello, Susan aparecía aún más joven y tenía entre los brazos un conejo robótico que estaba dando espasmos. Ella lloraba y lloraba y unos adultos la estaban consolando.
Pasados los momentos iniciales de estos destellos, sacudí la cabeza y aluciné. Costaba darse cuenta de que, realmente, estaba drogado. No tenía conciencia de haber consumido nada, todo parecía irreal pero eran los recuerdos intangibles de la buena de Susan. Por sus gestos, detalles, sabía exactamente cómo se sentía. Bucear en la memoria de otra persona, fueran buenos o malos recuerdos, era alucinante.
Pasados uno cuantos destellos más (no sabría decir si cinco o quinientos) apareció Susan, pero con un cambio radical en su aspecto habitual. Es más. Parecía tener unos veinte años más que en el momento de consumir la furazapina. Sostenía un cuchillo y amenazaba violentamente a alguien que estaba maniatado en una silla de diseño. Era a mí. Miles de dudas me asaltaron ¿ Podía la furazapina bucear en el futuro? ¿Era un mal viaje? ¿Un efecto secundario de la droga?
Deseé recuperar la cordura, dejar de una vez las alucinaciones y, por una vez, volver al mundo real. ¿ Es que acaso Susan se había asustado al bucear en mi memoria? Nunca había asesinado a nadie, ni había sido un cabrón. Grité. Grité. Grité. Susan se giró y me apuñaló. No a mi yo que estaba sentado, si no al yo que estaba de pie alucinando por la droga. Porque ahora, estaba sentado y atado de pies y manos y Susan esgrimía con rabia un cuchillo delante de mis narices. No lo dudó, y me volvió a apuñalar. Hubo un destello, y aparecí delante de una niñita que tenía un conejo robótico. Enfurecido se lo rompí. La niña se puso llorar. Si me había matado realmente, yo me encargaría de jugar su memoria
20 años después
Doctor-¿ Y desde cuando tiene esas alucinaciones?
Susan- No son alucinaciones, lleva persiguiéndome toda la vida porque…porque…consumimos furazapina y murió de sobredosis
Doctor- Esa droga se erradicó hace 20 años, y usted lleva en tratamiento desde que tenía siete años. Ese hombre que dice usted que la persigue, que murió de sobredosis no existe
Susan-¡Pero es culpa de él! ¡ Lo juro!
lunes, enero 02, 2012
Stuck in the middle with me
Salí a fumar una pipa de goblin cuando una arisca señora, me dijo que ahí no podía fumar, que me tenía que marchar a la acera de enfrente.
Una vez que estaba allí, una fea señora con un andrajoso vestido azul celeste me dijo que ahí tampoco podía fumar, que me fuese al otro lado.
Así es como me quedé en medio de todo. Y cuando me disponía a fumarme mi pipa de goblin, apareció un yonki de Marte pidiéndome dinero para yo-qué-sé.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)