martes, octubre 17, 2006

Wild Bunch


Quedamos Sam Peckinpah y servidor para tomar algo calentito, aderezado con un par de litros de alcohol. Pero , a última hora, decide que será mejor ir a ese espacio que hay entre México y Texas.

En un pueblucho, entramos en una cantina cuyo color era claramente humano. Allí me presenta a Carlitos, un forajido que tenía tres dientes de oro. Nos comenta que lo último que asoma a su memoria es la derrota de Franco en la batalla de Agua Verde.
Yo estoy sorprendido, pero para Sam resulta fascinante. Empuña una pistola y dispara cuatro veces al aire.

Después de dos horas de lujuria, alcohol y varias conspiraciones, Sam aparece sudando y dice que tiene una idea para un filme. Pero todo se va al carajo cuando aparece Carlitos y dispara a Sam. Carlitos me dice que a mí no me hará nada. Respiro aliviado, pero a los pocos segundos va y me dispara en la sien.
Celebro haber firmado ese contrato de tres clones al año.

2 comentarios:

Ceda el Paso dijo...

Brindo por tus clonjones.

Anónimo dijo...

Presenta'm als altres dos!!! I els portem a Ses Vacarilles!