Resumen inventado

Creí entender lo que me decía pero nada más lejos de la realidad. Era superficial en sus palabras y pedante en su ignorancia. Le prestaba atención por educación. También porque era un ser de luz con siete katanas. Yo asentía y, de vez en cuando, le preguntaba repitiendo la última frase que decía. Me preguntaba si le estaba escuchando y yo le respondía que sí. Cuando se marchó hubo un instante de jolgorio. Luego vino el frío, las dudas, la incertidumbre.

Habla al aire,
conquista el templo de silencio
con artilugios y subterfugios.


Añoro sus idioteces, que son las mías.

Enfrentado al reflejo,
el espíritu está perplejo
de que nuestra juventud sea ahora pellejo

Lennie acaricia las horas

Mientras anochece en tu ano, mis párpados luchan por no cerrarse completamente (que no acabe el día)

Repasando la pasividad activa de un presente obsoleto detecto tres o cuatro incongruencias (que no empiece el día)

Introducción (no quiero)

Nudo (es lo que hay)

Desenlace (tampoco lo quiero)

Bamboleo

Mostrador de madera. Frío.

Más, más, más. Toneladas de ego, ego de pasada, de pasada como un instante insustancial, insustancial en la distancia, distancia estropeada por el clima, clima de clímax.


Es de día pero parece de noche. Ventanas abiertas que ya no hace frío. Dejad el balcón abierto pero no corráis la cortina, nunca se sabe. Siempre hay una melodía que nos alegra el espíritu, el corazón. Y sin pagar. Lo bonito no tiene precio, la maldad tal vez.

Inercia laboral imaginada

¿No os ha pasado alguna vez eso de que te cae mal con una persona del trabajo y llega un día en que le deseas el peor de los males y empiezas a pensar en diversos y diferentes dolores y piensas que lo más cruel sería encerrarla en una habitación con dos hambrientos osos pero luego te vienen los remordimientos y que, tal vez, uno está exagerando y a causa del sentimiento de culpa abres la puerta de la habitación y ves que la persona que te cae mal del curro y los hambrientos osos están en plena orgía sexual?

Baby lemonade

¿Melancolía o euforia?

¡Drama!

Acaricia las frías paredes y sabe que es real, que forma parte del tiempo y del espacio, que es él y la totalidad a la vez. Y llora porque siendo también el todo se aferra al desmoronamiento de una costumbre pesada.


¡Alegría!

Se levantó de la cómoda cama sin que sonase el despertador ya que no lo necesitaba ese día. Estiró las extremidades como un perro cada cindo minutos y bostezó sin preocupación. Fue la lavabo y al mirarse en el espejo de casualidad, sonrió y empezó a descojonarse sin rencor

¡Fin!

Cuando algo acaba no es porque acaba sino porque uno quiere que acabe. Eso sí, no quiere decir que sea bueno alargar demasiado algo. O tal vez estoy equivocado. Pues soy finito y esto tiene que acabar.

Mejor de lejos

Condujo a la carcajada de fresa a un lugar luminoso, espléndido en su fugacidad, y le relató las bondades de un día lluvioso. Acto seguido, le acompañó a su palacio de cristal, le dijo hasta la semana que viene y se fue a París. No entendía la bohemia de allí porque no sabía francés. Cambió de país pero se olvidó del nervio, del ritmo, de lo que rockea.

Cruzado de brazos, víctima de una ambientación mesiánica. Pero le falla la voz. Cuando habla, su timbre de voz horroriza a la armonía y a la paranoia.

Gentes gentiles que duermen en paz por la noche. La noche.
Él quiere dormir también. Duerme. Es de noche.

Coches grandes galopan por el asfalto, esa brisa de la calle que huele a ciudad, algún anónimo a pie con pensamientos buenos y malos, robustos ecos que resuenan al ritmo de otros coches más grandes. Capacidades y oportunidades, destellos de voracidad, sueños acaramelados...Ya sabéis, amor en la maldad.

Simpático Williams

Y esa emoción que te eriza la piel del cuerpo, que sube elétricamente por la pierna y estalla en el cuello. O esa otra que es vaivén, vainilla en su sentimiento y con flow en su forma. O la que interrumpe en una noche de lunes y no hace nada más. O la que ruge en su olvido y atraviesa las esperanzas tardías y las siluetas de hojaldre. Lo quiero decir, ojo, es que la corriente que genera cada temblor de tu azarosa sonrisa podría ser el todo, podría ser la ausencia, podría ser la nada. Sonríe, todo el mundo te mira. Sonríe, todos te están mirando. Sonríe, por favor. Sé profesional y hazlo. No como una obligación sino como un deber. Y si no lo haces, otro lo hará.