lunes, septiembre 10, 2012
La versión larga de esa canción
Texto ´"colgado" (bueno, se colgará) en colgado en La rebelión de las páginas en blanco
20 años de soledad sonora. El rudo leñador, vigilante de los bosques y único habitante humano en cien kilómetros a la redonda.
20 años de soledad sonora interrumpida por una fugaz visita a casa de sus padres (ley familiar establecida desde hace demasiado).
Y ocurrió que un día, nuestro rudo leñador encontró un cabello de oro largo el horizonte. Era rubio celestial y olía a jazmín o una cosa parecida. ¿De qué diosa sería?
Y las cábalas no hicieron más que comenzar. ¿Cómo sería? ¿Sería eterna y espigada? ¿O sería bondad bondadosa y radiante frescura o inocencia? Obviamente, esto se acrecentó cuando encontró otro cabello en el camino de las moras rojas y negras. ¡Otro más! ¿Sería luz y oscuridad? ¿O un milagro cuántico de feromónas y neuronas?
Y nuestro rudo leñador soñaba e imaginaba, imaginaba y soñaba. ¿Quién era la mujer de pelo infinito? ¿le estaba siguiendo? ¡Nadie pasaba por el bosque! El vuelco al corazón le vino cuando descubrió otro largo cabello en el taimado arroyo del norte. Pues de todos es sabido que, a veces, nuestro espacio-tiempo se quiebra de una manera figurada por culpa de otro ser humano. Y vivimos vidas fugaces en ese breve periodo de tiempo.¡Sí!¡Sí!¡Sí!. Su júbilo competía con su emoción.
Y abandonó todo y empezó a buscar rastros y señales de su hipotética amada. No tardó en encontrar otro. Y otro. Y otro. Su roja pasión gobernó su corazón y su opaca mente. Sin dejar de mirar al suelo, como un sabueso soñando con obtener una recompensa al dar caza a su futura presa, el rudo leñador se dirigió a toda velocidad, abriendo puertas sin piedad alzó la vista, pues había entrado en la habitación de su amada. Y, como decíamos, alzó la vista y vio a su severa madre peinando una rubia y dorada peluca rubia.
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