jueves, noviembre 03, 2005

Ninja Gaiden



De pequeño siempre quise ser un ninja. No nací llorando, nací meditando. El perro del médico me dio un cachetazo. Lloré. Desde ese día, juré venganza. Desde ese día, siempre quise ser un ninja.


"Bansaiiiiiii"


En parvulitos, mientras los otros niños hacían pulseras con la plastilina, yo creaba estrellas ninja.
Ya en la escuela, cuando la profesora me ordenaba ir a por tiza, siempre iba de puntillas.

Pero mi sueño empezó a tomar forma cuando mamá me apuntó a la escuela de karate “Super Vale-Tudo”. Mi primer maestro fue José. Y a pesar de que era oriundo de Cuenca, juraba y perjuraba que era escocés. Porque en realidad, era un gimnasio-tapadera donde se traficaba con droga. Lo único que aprendí fue a tragarme bolas de droga y luego defecarlas en perfecto estado. Pero todo lo malo tiene algo bueno: conseguí mi primer traje ninja.

Combinaba los estudios con las artes marciales. No usaba cubiertos, mis manos hacían de cubiertos, mis manos hacían de cuchara. Hasta mis manos hacían de escobilla del water.
Todo esto vino acompañado por el boom que hubo: pelis de karate, Dragon Ball, El Capità Planeta...


Me apunté a varias escuelas de artes marciales, pero ninguna podía lograr que yo cumpliese mis objetivos. Así que me fui al Bronx a vivir. Y fue allí donde mi estilo de lucha se perfeccionó. Me volví más rápido, más ágil, más mona...Hasta maté por primera vez.
Pasaron los años y fui a por el doctor. Pero existía un problema: estaba muerto. ¡Qué profunda tristeza! Sentí que mi vida había sido una pérdida de tiempo. Pero recordé un haiku que decía:” Joselito “el Ruiseñor” está vivo, véngate matando a Melody” y encontré la solución: cargarme a toda su descendencia. Empezaré por el hijo mayor, de nombre Maikol.Si, por fin. Soy un ninja. Un ninja Gaiden.

No hay comentarios: