jueves, junio 02, 2011
Te robaré la cara
Érase una vez una bella princesa que vivía en el Reino de la Nubes. Su padre, un hombre austero y de gesto recto, quería que su hija contrajera matrimonio con algún noble generoso y perspicaz.
A los pocos días empezaron a venir nobles de todos los reinos. "Oh, entiendo que se hable de tú belleza, princesa. Sus ojos son de mirada infinita" le dijo un noble del Reino de las Pestañas. "Mientes, misericordioso príncipe, mis ojos son opacos y grises" contestó la princesa. Otro príncipe le dijo que su sonrisa era eterna, pero ella le ninguneó, pues afirmaba que su sonrisa era horrorosa.
Y cualquier cualidad que le resaltaban, nuestra bella princesa la rechazaba y echaba tierra por encima. Hasta que vino un príncipe sin reino y, sin mediar palabra, una canción que hablaba de manzanas cantó. La princesa, al instante se enamoró, y con el príncipe sin reino a los pocos días se casó.
A los tres meses, la bella princesa volvió al Reino de las Nubes. Rompió la relación con el príncipe sin reino, pues a la cuarta canción a la mierda lo mandó.
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