miércoles, abril 27, 2011

Hand in hand


Érase una vez una solitaria fresa que cayó del cielo, arrastrada de no se sabe dónde, y fue a parar a una explanada verde y luminosa. Cuatro gigantes feos e inmensos se percataron de dicho acontecimiento. Hacía siglos que en sus tierras no había ninguna fresa. los poco agraciados gigantes eran lentos y torpes, pero poseían un sentido de la vista y oído envidiables. Acudieron los cuatro a la vez y cada uno reclamó el derecho a degustar semejante manjar. Ninguna cedía a las presiones del otro. Sospechaban, conspiraban y se injuriaban. Hasta que uno de los inmensos gigantes pasó a la acción y asestó un golpe a otro con una roca del tamaño de un caballo, que cayó fulminado. Otro de los pretendientes aprovechó este lance para atacar al agresor de la piedra y rodearle las manos de su robusto cuello.

A todo esto, el cuarto aprovechó la escaramuza y se dirigió a coger ese manjar que nunca había probado pero, que sin duda, sería delicioso. Pero al cogerla, al ser tan torpe y tener las manos tan grandes, arrancó un pedazo de tierra bastante considerable y se lo llevó a la boca. El gigante estrangulador lanzó un quejido y el que había conseguido el trofeo lloró. Pues no pudo saborear la roja fresa ya que había comido una porción tan grande de tierra que el anhelado sabor supo a eso, a tierra.


2 comentarios:

la petite fleur dijo...

aaaaaaaaaaaaachim (porompompom!)

vomiton dijo...

achili, achili chili