martes, octubre 21, 2008

Méritos


No era el primero que se enfrentaba a Jim E. Dugan, así que estuve meditando una par de años. Fui a su encuentro a ver si ya estaba preparado, pero su ausencia impidió respuesta alguna. Volví al pueblo y me enteré de la gran noticia: Jim E. Dugan estaba muerto. Había muerto de una angina de pecho. Tanta gloria para morir como un común.
En resumen, me quedé sin historia. Por suerte, siempre podía entrevistar al enterrador del pueblo.




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