Allí estaba postrado con su sombrero de cowboy y sus deportivas de vitoria color rojo mirando al ancho y árido desierto.
El meteorito caía furiosamente hacia la taberna de Miller. Toda la ebria clientela miraba, expectante, al heroico cowboy.
Y cuando el caliente meteorito estaba lo suficientemente cerca como para hacerle un gesto obsceno y que él lo advirtiese, el intrépido cowboy sacó su brillante pistola y empezó a disparar velozmente.
Efectivamente, la taberna de Miller y todos los que en ella se encontraban murieron ipso facto.
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