viernes, noviembre 03, 2006
Mesías de la Meseta
¡Pero qué disgusto más grande
tiene ese hombre!¡ Qué cabreo
sonoro y bilis escupe por lo
que tiene encima de la barba!
Ojo que viene el compañero,
de aspecto menos amenazante,
pero de igual voracidad maligna.
En cuanto me ven, sonríen
y me ofrecen sus anos y, de
postre, tumbarme en la arena.
Les digo que hoy es
miércoles, y se indignan
muchísimo más.
Entro en un bar y el
sol me abrasa.
¡Vaya! ¡ Soy un vampiro diurno!
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