miércoles, julio 26, 2017

La mentira de la mentira miente


La cobardía, esa acción de temer no lo que no hay que temer, resbalaba de sus labios casi por accidente. Intentaba esconder cualquier deseo con palabras ausentes, y aunque mostraba un orgullo marchito y caduco, la cobardía quebraba toda la conversación. Ella, educada y ya sin mostrar apenas interés, miraba el móbil y le sonreía, cuando había que hacerlo, sin mirarle. Él, ya derrotado por su torpeza y la ausencia de cruces de miradas, explicó un par de estúpidas anécdotas más. Si al principio los minutos eran segundos, ahora los segundos eran eternidades sonoras. Casi sin quererlo, los dos decidieron que ya era hora de partir. El intentó seducirla por ultima vez, y lo hizo cuando ya sabía que era una utopía. Así de caprichosa es la cobardía. Y los dos se despidieron sin la comodidad del principio pero con la desesperación del final, por parte de él, y la desidía de lo insípido, por parte de ella.

Unos días más tarde, esto es lo que él dijo a sus amigos:

"Buah, menuda loba. ¡Claro que me la tiré! Pero no creo que la cosa funcionase: está como un cencerro"

Unos días más tarde, esto es lo que ella le dijo a sus amigas:

"¡Alt-J tocan en enero!"



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