jueves, noviembre 03, 2016

La limpieza sutil


Una de esas promesas que uno se hace a si mísmo en la noche. Haré esto, haré aquello. Lo tengo que hacer. Sí. Propósitos esperanzadores que se diluyen en el olvido pasados tres minutos. Entonces, al no funcionar, decidimos un nuevo objetivo, un nuevo deseo que es factible de cumplirse pero lo abandonamos por conformista. Pues la cuestión es no cumplir lo que nos proponemos. Es sencillo, es fácil. Es la única manera de sentirnos humanos. Los sueños cumplidos son realidades, los que no, quimeras podridas de buenas intenciones.


Mujer 3: Quiero dinero. Lo necesito. Lo deseo. Tiemblo, sufro, sudo por él.


Hombre 2: Quiero sexo. Lo necesito, no puedo resistir más.


¿Y la ausencia de querer algo? ¿Y la falta de aire por un deseo? Insatisfacción, ansiedad, mal humor.

Hombre 4: ¡Buenas noches!


Somos los ingredientes de una muerte llamada sociedad. Cada individualidad suma, suma, suma y suma hasta llegar a lo que dios quiere: la ignorancia de la tristeza. Hemos de ser futuro, dice dios. Buscad una razón de ser, dice dios. Sed. Abrazaos las entrañas, sed serios en apariencia y volátiles en el acto. Vivid y moriréis cómo yo quiero. Morid y vivid cómo yo ordene. Tan simple...Tan sencillo...Jejeje

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