lunes, noviembre 21, 2016

Calentando motores IV


La furia, funesta compañera,
reposa maldita en cada
exhalación y pausa.

El ruido, compañero ajeno,
rompe y resquebraja el
silencio, que es pena y
derrota.

Eterna insatisfacción,
chasquido de lengua ante
la misma situación;
suena a tristeza,
suena a esperanza,
suena a cualquier despiste
anterior ya bailado.
El ruido, la furia,
el chasquido de lengua,
todos juntos en
un espacio pequeño
y reducido, agrietado
por la falta de anhelos
y la abundancia
de ausencias

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