martes, enero 22, 2019
Comprender lo injusto
¿Cuándo, la furia, desaparecerá de mis suaves puños y se instalará en un lejano olvido? ¿Cuándo finalizará este tormento llamado odio y florecerá, en mi interior, la calma de una caricia?
Oh, dejadme y no habléis, pues oigo el rugido de mi almohada.
Oh, reposo y tormenta, no hay nada a lo que el tiempo no mienta.
Taimada la incertidumbre, no queda ya nada que llene este caparazón de arrugas y presentimientos. Me permito dar consejos al que no me los pide, mintiendo para mostrar la más insípida de las neutralidades, ya que ni entiendo el ahora, ni comprendo el mañana. La furia y el odio ya no están en mí, por tus pupilas han escapado, y la triste tristeza se ha instalado en mi humilde malestar. Para siempre, como siempre
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