lunes, marzo 05, 2018

Hidratos de omoplato


Una perfecta musculatura, parece cincelada, como hecha por escultores griegos en honor al campeón de alguna antigua prueba. Hasta el espejo tiene envidia de semejante cuerpo, con abdominales marcadas pero no exageradas, unos bíceps perfectamente delimitados, y unas piernas robustas y estilizadas.

Un cuerpo maravilloso y estupendo, en armonía con la belleza y la perfección. Cuando le dije que tenía un cuerpo estupendo y le pregunté cómo lo conseguía me dijo que no lo hacía por estéticoa ni pollas en vinagre. Hacía ejercicio porque le encantaba comer, que el mens sana in corpore sano se lo comía con chocolate y que se cagaba en todas mis muelas por ser un superficial de mierda. Empezó a agitarse y emprendí mi huida, la cual fue paupérrima, ya que yo no estaba en forma, y en seguida me alcanzó. Me tiró al suelo, me golpeó y empezó a devorarme. Me encanta comer, dijo, me encanta toda la comida mundial, decía mientras yo, semi inconsciente, veía como los dedos de mi mano izquierda iban menguand hasta desparecer


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