martes, septiembre 13, 2016

Come back today


Estoy libre de obligaciones, camino libremente por esa jungla de asfalto inverosímil y fascinante, rumbo a mi jaula de lamentos y de paz. Me pregunto por la luna, mucho tiempo ya sin observarla y admirar su gratitud.

La busco con la mirada pero, casualmente, en esta larga zona de la ciudad cuya fragancia es pis y mierda de perro, las copas de los árboles son altas y frondosas. Rebusco con mis pupilas y sólo alcanzo a ver retazos, entre las ramas y hojas, de la luna lunera. Llena no está, seguro. Mi cuerpo avanza obedeciendo a mis pequeños pies, la cabeza erguida continua a la caza de la luna lunática. Es la obsesión del instante, la pasión del momento. Las otras máquinas de hueso me esquivan, lo noto aunque no esté pendiente de ellos.
Pasa un largo rato, que son segundos dilatados, y no alcanzo a ver la plenitud de la luna. Sé que llena no está. Y cuando por fin acaba la hilera de árboles desubicados y creo que voy a tutear a la luminosa luna, un feo e impersonal edificio, alto como la arrogancia, me tapa completamente la visión. Sonrío.

Lo doy ya por perdido el asunto, no podrá ser. Pero justo al girar por la oscura calle que me lleva a mi destino habitual, veo a la luna lunera en pleno festival nocturno y me digo: “ Esto ya lo había visto”

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