Tristón e Isolda
El oso doloroso siempre estaba triste. El resto del mundo reía, danzaba
y soñaba pero nuestro oso no encontraba gozo en nada
Un día, un meteorito colisionó con la tierra y aniquiló a todo ser viviente. Y,
en el último instante de vida, el oso continuó estando triste.
"No le invitaré a mi fiesta de cumpleaños", fue lo último que dijo la
comadreja Brown
3 comentarios:
La cotidianidad de lo superfluo... que lujo, que despilfarro.
Abrzs
por momentos eres dios.
os quiero como una pera a un pomelo!
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