Pues me ha tomado el pelo, efectivamente. No sé si a modo de venganza, o involuntariamente...No sabría decir. Me inclino más por un gesto no rencoroso, una caricia con las uñas, no con las yemas de los dedos.
Pero me sorprende que haya sido después de tanto tiempo. Y es que hay cosas que no cambian. Otra vez está nevando en Barcelona.
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