martes, enero 19, 2010
Golondrina Gondry
Algo me había sentado fatal de la correcta cena. Los diques de mi estómago (más bien los de mis intestinos) habían cedido y necesitaba imperiosamente un lavabo. Fui a tientas, ya que nunca había estado en esa casa y había dicho que iba a dar una vuelta, ya que si dices después de comer que vas al servicio es que, claramente, te estás cagando.
Total, que llegué al lavabo y, dentro, me encontré a dos diseñadores (o publicistas, a día de hoy todavía no lo sé) hablando apasionadamente de Michel Gondry. No paraban de hablar y me daba cosa interrumpir. Y así estuvieron durante horas. Y, no sé por qué, pasados dos días me fui con ellos de viaje a New York. La cosa siguió en un viaje a Londres, unos días en Milán...
Una mañana me desperté y ya no estaban.
Final A:
Los muy cabrones me hicieron pagar todo, y yo no me había dado cuenta. ¡Viva el arte de los diseñadores!(o publicistas, a día de hoy todavía no lo sé)
Final B:
Me dolía la cara. Parecía como si hubiese estado días durmiendo, Me dirigí al lavabo a cagar, ahora que por fin estaba solo pero algo interrumpió mi objetivo. Miré un instante al espejo y me di cuenta: ¡me habían operado la cara y ahora era igual que Michael Gondry!
Final C:
Continué durmiendo.Total, el hotel estaba pagado, no?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario