Resolvió el misterio con solvencia. Vivió, posteriormente, de réditos y fama. Asomáse la fatalidad en forma de inconveniente vespertino. Acudió a especialistas de renombre para hallar una solución, pero ésta estaba lejos de su alcance.
Y cuando ya estaba en las garras de la desesperación, murió atropellado por un seat Ibiza...¡ Los hay afortunados!
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