jueves, enero 24, 2008

Sin Título


Un relato corto de ciencia-ficción colgado en La rebelión de las páginas en blanco

Aquella era la caja, en la que estos últimos días, había estado guardando cuidadosamente los recuerdos que debían ser olvidados. Tanto, que era necesario abrirla para recordar porqué me había asesinado a mi mismo.
Intenté encajar las piezas que tenía. Un tal Barney Mayerson había viajado desde el futuro para contratarme. Quería que asesinase al Señor Larll, un dragón altivo y azulado que vivía en Pallarstown. Me enseñó Mayerson la acreditación v-piuk ( la cual aportaba pruebas fehacientes y supervisadas de que Larll el Dragón podía ser asesinado) y me dio los datos necesarios para encontrar y finiquitar su vida.
El problema es que media hora antes, había recibido la visita del Señor Larll, el cual también venía del futuro y llevaba la acreditación v-piuk para matar al señor Barney Mayerson.
Le dije a este último que aceptaría el trabajo, como también lo hice con el dragón azulado.
Estaba confuso, pero ese aliciente de intentar saber la verdad acerca de este caso (bueno, de estos casos)
era suficiente como para aceptar el riesgo de los viajes temporales. Los odiaba, pero entendía que eran útiles.

Decidí viajar al futuro para saber un poco más acerca de cada uno. Saber porqué el uno quería matar al otro. Pero antes de empezar, me picó la curiosidad y me informé acerca de mi vida futura. Fue un error estrepitoso. Me enteré de que había sido asesinado. Realmente, si hubiese sido de muerte natural no me habría importado. Hubiera averiguado cómo fue, pero sin mucha pasión. Pero de esta manera, muerto de manera violenta...no era pasión, era rabia y frustración.

Matar a alguien, fuese quien fuese, ya era para mi una costumbre más. Desde luego, las acreditaciones v-piuk habían allanado sobradamente los remordimientos y la angustia por asesinar a alguien. Aunque siempre , después de la primera vez, uno no podía dejar de recordar lo hijo de puta y mal nacido que era.
Y una vez que uno se acostumbra a algo, pues...ni siquiera se para a pensar en ello.
Pero esto no era lo mismo, no sé que hacía justificando los actos de mis matarifes.
Conseguí los archivos y datos acerca de mis asesinato. Muerto por envenenamiento. Mistrislaica, un mineral que disuelto con sulfatos sódicos era letal. Al menos mi verdugo era pulcro.

Y ahora tocaba pensar. ¿Por dónde empezaba a buscar a mi asesino? Decidí volver al pasado para esclarecer los hechos. Y el asunto se complicó más: estaba muerto. Alguien se había encargado de borrarme del mapa, pero ¿cómo era posible que yo estuviese vivo si no tenía pasado?

Todo me superaba. Y, entonces, pensé en Barney Mayerson y el señor Larll. Investigué. el primero era el dueño de una empresa de transporte espacial privado. El segundo, era director de una empresa encargada de fabricar naves espaciales. Hice más averiguaciones. El problema surgido entre ambos era simple: Barney compraba naves espaciales al segundo y las despiezaba, sacando una jugosa tajada: con las piezas sobrantes se sacaba bastante dinero, pero las naves perdían seguridad. Y sí surgía algún problema, echaría la culpa al dragón azulado por venderle material defectuoso.

Y ya que no tenía pasado, tuve que apañármelas para conseguir mi material de trabajo. Menos mal que el mercado negro siempre estaba dispuesto a acoger a todo tipo de clientela. Compré una pistola de nano-fotones y decidí que primero mataría Barney. Lo mejor es cazarlos por sorpresa, sin que tengan tiempo a reaccionar. Pues si hablan las víctimas, el detective siempre comete errores

Me introduje en su casa, un piso bastante amplio y con un estilo neo-barroco situado en un barrio selecto de la ciudad, y cuando llegó y abrió la puerta, le disparé. El gritó: “Espe...” pero no le di tiempo a nada más.¿ Para qué?

Y ahora le tocaba al señor Larll. Cuesta creer, pero vivía en una parte de la ciudad no muy selecta, teniendo en cuenta que debía ganar mucho dinero. Así que, a priori, entrar no iba a suponer mucha dificultad. Vivía en la puerta 453-z , y forcé la cerradura electrónica. pero nada más entrar, alguien me golpeó en la cabeza con la suficiente fuerza para que me atasen y yo no ofreciese mucha resistencia. Era el jodido...

Sr. Larll- Vaya, tenía razón, señor...

Joder, joder, joder...Era yo. Bueno, mi otro yo.¿Era mi yo pasado, el qué estaba muerto?

“Sí, ya le dije que soy bueno en lo mío” comentó mi otro yo. “Si nos deja a solas, señor Larll”
El dragón azulado sonrió y se marchó.
“¿ Qué demonios?” dije yo enfurecido. “Mira, eso mismo me pregunto yo. Te explicaré, más o menos todo. En algún momento, hubo una ruptura debido a los viajes por el tiempo. La guerra entre Próxima y el Viejo Planeta tierra estalló justo en uno de nuestros viajes Tan sólo fue un ataque preventivo. No, no estamos en guerra. Nos desdoblamos. Mejor dicho, nos triplicamos. Antes que diga nadas nada, ya maté al tercero de nosotros. El muy capullo guardó en una caja los pasos a seguir para que sobreviviésemos. Por suerte, fui más rápido con la pistola” dijo mi otro yo.

Yo estaba aturdido. mucho. ¿ Por qué quieres matarme ahora?, le dije. “Ya lo hice en el futuro. Envenenamiento. ¿ Por qué? Bueno, tú te posicionaste a favor de Barney y yo a favor del señor Larll. Aunque lo hayas matado, escaparás de ésta, y volverás al pasado. Y descubrirás que en realidad el señor Larll no es el que fabrica naves espaciales, sino un espía de Próxima.”dijo mi otro yo fríamente y de una manera altiva.

En ese momento, el edificio estalló. Me solté como pude y huí velozmente. Otro ataque preventivo.

Bien, intentaba unir las piezas. Según mi otro yo, volvía otra vez al pasado y no asesinaba a Barney Mayerson. pero esto era sólo una posibilidad. Las acciones en el tiempo no indicaban exactamente que eso era lo que realmente iba a pasar, sino una posibilidad. Pero yo sabía que estaba en el limbo del tiempo. Por mucho que retrocediese, mi otro yo me habría matado. Así que decidí viajar al futuro.
Y el panorama fue desolador. Próxima había vencido a la Vieja Tierra en la guerra.

Volví al pasado, justo en el momento antes de asesinar a Mayerson. “Espera” dijo él. “Me dijiste que te encargarías de...” pero antes de que acabará de hablar, empecé a hacerlo yo. Le conté todo lo sucedido.

“Ajá..Verá, yo soy un espía de la Vieja Tierra. Descubrí que mi homólogo de Próxima era el señor Larll. Tantos años trabajando con él y luego resulta que es un espía. Me ha contado que estallará una guerra y que ganará Próxima: eso no es bueno”. Juntos, ideamos un plan para asesinar al señor Larll.

La nave favorita del dragón azulado era la 17:22 y me extrañó que mi otro yo no lo hubiese predicho. Efectivamente, fue fácil colocar una bomba de plasma y asesinar al señor Larll.

Y viajé al futuro, Vieja Tierra era la vencedora de la guerra pero...Casi todo estaba destruido. Y la crueldad mostrada por mis compatriotas era paupérrima y asquerosa. Vi mi nombre en una hoja de diario rasgada en la cual me trataban como el gran traidor de toda la historia. Hiciese lo que hiciese, la guerra salía ganando.

Entonces pensé en la vieja caja de mi tercer yo. Viajé al pasado, al futuro y no la encontraba. Pero fue ella la que me encontró a mi. Más bien, mi tercer yo. Sonrió “ Sí, estoy vivo. y sí, nos hemos de matar mutuamente” dijo. “¿ Por qué?” le comenté dubitativo. “ Somos una variable que debe ser eliminada del tiempo. Somos la variable que causa la sangrienta guerra entre Próxima y Vieja Tierra y en esta caja”, dijo sin sorpresa mi tercer yo.


Estaba yo un poco resignado, pero no había que pensar. Nos disparamos mutuamente. Y morimos.

Pero yo no estaba muerto, estaba vivo. Y tenía delante de mí la caja, en la que estos últimos días, había estado guardando cuidadosamente los recuerdos que debían ser olvidados mi tercer yo. Pero, ¿olvidados o recordados? ¿Qué debía hacer yo? Pues yo ya sabía...Pero no mis otros dobles.

No hay comentarios: