jueves, febrero 14, 2019

Malos padres, malditas lunas


Padre siempre ha ido perdido en esta vida, en esta vorágine de melancolía y desesperación. Y siempre le hemos excusado, como si fuese un niño pequeño al que todo se le perdona. Pero ha sido malo. Malo por inacción, por egoísmo solitario y nos ha dejado, siempre, a cada acto, de lado. Ha ido a la suya, asolando, arrasando con su voracidad ansiosa los momentos de la vida. Así que cuando lo matamos un domingo, cada miembro de la familía se quedó un pedacito de él. Madre se quedó con su barbilla, pues era la parte del cuerpo menos incómoda de soportar para ella. Mi hermana se quedó un mechón de pelo, pues era el miembro de la familía que más quería a padre. y yo me quedé con su depresión severa, pues era lo único qyùe conocía de él.

Años más tarde me enteré de que nunca tuvo depresión y, por fin, pude liberarme de la culpabilidad. Por fin.

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