martes, julio 19, 2016
Las viejitas parecían eternas
Y las viejitas hablaban, hacían recuento de las personas que habían muerto ese día. "Ha muerto el marido de la Paquita" decía una. "Han muerto treinta y tres en un accidente de autobús", decía otra. "Pues en un país de esos lejanos han muerto cuarenta y seis por una bomba", afirmaba otra. Todo eran muertes, una carrera mortífera de cuerpos desconocidos que afloraban en su conversación. "¡Cómo está el mundo!", decía una. "Desde luego", asentía otra viejita. "Me voy a casa a hacerle la cena a mi marido", se despedía otra del grupo funesto. Las viejitas parecían eternas; siempre había muertos de los que hablar.
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