jueves, mayo 07, 2015

Voyeur del balón


El niño está triste y llora porque su equipo no marca. El padre, nervioso, le calma y le anima. Porte serio aunque es un saco de nervios. Fútbol en estado puro, delicia de canela. Pero su equipo no marca y el niño llora. Ahora el tiempo no pasa tan rápido. Pero la pulga, deliciosa y veloz, decide ser humano y marca un gol. El niño y el padre estallan de alegría y se abrazan con júbilo. Corean el nombre del goleador al aire y no dejan de sonreir. Y, en pleno éxtasis, la pulga cincela la gravedad del defensor del equipo rival y bate al gigante de metal. El niño llora de alegría, su equipo ha vuelto a marcar Y lo hará una tercera vez. El niño y el padre están felices y contentos. El rugido interior del padre mengua hasta transformarse en euforia y alegría. Su equipo ha ganado. Y su hijo está feliz. Nudo en la garganta, piel de gallina. El niño le mira y le abraza. Y él empieza a sollozar.







1 comentario:

Mothman dijo...

Terapia de gol cincelando futuros… como el que no tengo.
Grande vomitón
Brazos