viernes, octubre 19, 2007

Otra de condes y condesas


Todos miran, reflexivos, a la puerta. Miradas que se entrecruzan en una amalgama de pensamientos. El tiempo se detiene como una hoja recién caída de un tosco árbol.
Y entonces llega ese olor místico que no es más que una "llufa" mal tirada. ¡Muerte a los lluferos, vida a la sonoridad!

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